martes, 4 de junio de 2019

Ensayo Proyectyal N°2 - Habitar San Martín, un barrio pueblo

MANCHANCHA PADRINO
Y Barrio San Martín hace 70 años

por Criticón (L.M.E.)

¿Cuál era el aspecto de Barrio San Martín hace 70 años, cuando mi familia se radicó aquí?
Casi todas las calles eran de tierra; con excepción encontrábamos Castro Barros, con adoquines prismáticos de granito, desde el puente Avellaneda hasta Obispo Ceballos, donde comenzaba un camino asfaltado, que luego de cruzar el Bajo Galán y Villa Cabrera, conducía hacia Argüello,
Unquillo y Río Ceballos. También tenía pavimento de adoquines la calle Brandzen, -que unía con Alta Córdoba, a través de un paso a nivel que la conectaba con Bedoya- y Colambres, desde la Cárcel Penitenciaria hasta Brandzen. Las calles asfaltadas eran cinco cuadras de Obispo Ceballos hasta
Soldado Ruiz y la propia Soldado Ruiz, que luego de bordear la Cárcel conducía hasta lo que podríamos llamar "el fin del mundo", es decir el lugar donde hoy se cruzan Los Granaderos y Monseñor Pablo Cabrera, donde estaba la "garita policial", y tenía su parada el ómnibus 4. Allí nacía un camino de piedra que llevaba hacia Pajas Blancas. Finalmente, la calle Zapiola -desde Castro Banas hasta Colombres-, era de "piedra bola", y por allí solían subir los canos aguateros que buscaban este líquido elemento del pozo semi surgente cuyas instalaciones estaban frente a la "Plaza de los Burros", donde hoy funciona la Escuela "Esteban Echeverría", y luego salían a venderlo por toda la ciudad al precio de diez centavos los diez litros de agua ..., mientras que los vecinos no aprovisionábamos gratuitamente de una "canilla" instalada en la vereda de calle Zapiola casi en la esquina de Colambres.

He mencionado ya el ómnibus 4; el otro medio de transporte público era el tranvía 4, que entraba al barrio por el Puente Avellaneda, discurría por Castro Barros hasta Zapiola, subía por esa calle hasta Colambres y luego por Colambres iba hacia el extremo de la línea, frente a la Cárcel; de regreso,
bajaba por Brandzen hasta Castro Barros y, por una vía única -con apartaderos para posibilitar los cruces de los coches que marchaban en distinto sentido-, salía del barrio también por el puente Avellaneda.


Los vecinos, casi todos de clase media baja u obreros, habían formado un "Centro de Fomento", presidido por el Ingeniero Pilades Ricci, que se reunía en una casa situada en Colambres al 800, la que hoy se encuentra en manos de "ocupas". El Centro de Fomento cuidaba del mantenimiento de la
"Plaza de los Burros", que había sido arbolada, engalanada con siempreverdes y rosales, y se habían colocado bancos. Además puso en marcha en su .sede algunas actividades culturales: se daban clases de asignaturas diversas, útiles para los jóvenes, como contabilidad, dictadas gratuitamente por vecinos y se instaló el Primer Jardín de Infantes de la ciudad, que luego oficializó la Municipalidad y lo llevó al "parquecito" de la Cervecería Río Segundo.

Esto nos obliga a recordar también que una de las principales fuentes de trabajo en el barrio era esa cervecería, que había llegado desde Río Segundo e instalado aquí su fábrica, buscando aprovechar las virtudes de la napa de agua potable de Barrio San Martín. A la mañana muy temprano resonaba la sirena avisando a sus empleados que debían despertarse para ingresar en el primero de los turnos.

El obispado de Córdoba no podía descuidar la atención espiritual de este vecindario en crecimiento, y en 1934 procedió a crear la "Parroquia San José", encargando de la cura de almas al Pbro. Luis Cabrera, a quien recuerdo con gran afecto por el bondadoso trato que siempre me dispensó.

Para facilitar el funcionamiento de la nueva parroquia durante mucho tiempo se contó con la generosa colaboración: de las Hermanas Mercedarias, que cedieron la Iglesia de su Convento, en la calle Zelaya al 100, para la celebración de los oficios y también facilitaron los locales necesarios para el despacho y casa del cura párroco.

En aquellas épocas, en que el precepto de la misa dominical debía cumplirse forzosamente los domingos, ese día entre las 7 y las l l de la mañana, se oficiaban 4 misas, y durante el resto de la semana, todos los días el padre Cabrera celebraba una misa, laque siempre contaba con feligreses.

Mi familia había llegado a barrio San Martín a fines de 1930, alquilando primero una casa en calle Castro Barros y trasladándose luego en 1932 a Obispo Ceballos 237.

Poco después nació "nuestra" Parroquia, pero de sus inicios mis recuerdos son muy vagos pues apenas tenía cuatro años, por lo que no estaba obligado a cumplir con la asistencia a la misa dominical, aunque a veces he acompañado a mamá, a lo largo de tres cuadras y media de calles polvorientas.

De las primeras actividades de la parroquia deseo recordar especialmente una que ha quedado gravada en mi memoria: el bautismo de unade mis hermanas.

Ya en 1934 había nacido la mayor de mis hermanas mujeres, pero todavía no existía la Parroquia San José, por lo que fue bautizada en la iglesia que tienen en Alta Córdoba los padres claretianos; pero luego Elena, nacida ell °de Febrero de 1936, fue bautizada en nuestra parroquia, el día 15 de ese mes, y fueron padrinos Ricardo Martínez Castro y Alicia Moisset. Esatarde la comitiva que acompañaba a la pequeña que iba a recibir las aguas bautismales partió de la casa en "mateo", es decir esos viejos coches de caballos que se empleaban en épocas en que no existían los "taxis" ni los "remis". La ceremonia del bautismo la cerebro el padre Cabrera en la pila que se encontraba en la iglesia, a la derecha de su entrada, y al salir vi aglomerada en el atrio una turba de chiquillos que a los gritos de "manchancha", "manchancha padrino", esperaban que este les arrojara las monedillas que se llevaban listas para esas ocasiones y que ellos iban a recoger en alegre rebatiña. El padrino estaba preparado, tenía una bolsita de monedas de cinco, pues en aquellas épocas la costumbre de "rnanchancha", hoy desaparecida, era el espectáculo final obligatorio de toda boda o bautismo, y si no se satisfacía el pedido, se levantaría los gritos de "padrino pelado", como abucheo reprobatorio.

Esa costumbre, que muchos de mi generación recordarán con nostalgia, se ha perdido totalmente. Las urgencias de la vida moderna nos han hecho tomar otros caminos, de menor color, e incluso, cuando he querido buscar el origen de la palabra "rnanchancha", no he podido encontrarlo en los diccionarios ni en las consultas efectuadas a hombres sabios en lingüística.

Eso no es obstáculo para que mi memoria -espero que también en la de otros "jóvenes" de mi edad- quede la imagen de la "manchancha" recogida en algún bautismo o boda, en el atrio de la Parroquia San José.

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algunas frases


La arquitectura es una de las formas más completas en que una época puede manifestarse, porque es la resultante de dos grandes fuerzas: el espíritu de la época y los recursos con que ella cuenta. Una época que tenga un gran espíritu construye, aún con recursos pobres, si estos se emplean bien, grandes obras.

Amancio Williams, carta a su hermano Mario


La construcción es el arte de configurar un todo con sentido a partir de muchas particularidades. Los edificios son testimonios de la capacidad humana de construir cosas concretas. El núcleo propio de toda tarea arquitectónica reside, para mí, en el acto de construir. Es aquí, cuando los materiales concretos se ensamblan y se levantan, donde la arquitectura pensada se convierte en parte del mundo real.

Peter Zumthor


Si se ignora al hombre, la arquitectura es innecesaria.

Alvaro Siza